Cómo hablar en público | Pierde el miedo
¿Has tenido la sensación de haber hecho una mala exposición a pesar de dominar un tema? ¿Te has preparado durante mucho tiempo, has investigado, has ordenado tus ideas, has hecho todo lo que está al alcance de tu mano para expresarte con claridad, pero sales con la sensación de que no te has expresado bien o de que no has sido convincente? No te preocupes, se puede aprender y vencer uno de nuestros grandes miedos. En este artículo te vamos a enseñar las técnicas para hablar en público.
Tu manera de expresarte define quién eres, demuestras tu nivel cultural, la seguridad en lo que comunicas e incluso tu estrato social.
Ya sea en una conversación telefónica, en una entrevista personal, en una conferencia frente a un auditorio…la forma en la que te expreses dice tanto como lo que dices. Te contamos cómo hablar en público sin nervios y las técnicas para que el lenguaje corporal refuerce tu discurso verbal.
Hablar en público para persuadir y convencer
El hecho de mantener una conversación en público, salvo aquellas que sean triviales, se hace con el propósito de comunicar algo, unas ideas que quiero transmitir a mi audiencia.
Mi intención siempre será conseguir que quienes me escuchen conecten con mi mensaje y acaben tan convencidos con él como lo estoy yo mismo.
Un paso importante para que la comunicación sea efectiva es conectar con quienes nos escuchan, que se sientan identificados con los que les estás explicando. Para ello, no hay nada más relevante que transmitir no solo palabras sino también emociones. Una vez hayas “tocado” las emociones tendrás más abierta la mente.
Técnicas para hablar en público
Comunica tu energía y la convicción que tienes en lo que estás expresando. Mirar al suelo en lugar de a los ojos, mover compulsivamente las manos, juguetear con algún objeto…, demuestran que no estás muy seguro de lo que vas a contar. Tu lenguaje no verbal es tan importante como tus palabras.
Si a unos gestos inquietos le añades tus propias palabras pidiendo disculpas porque no eres un experto en el tema, porque no sueles hablar en público o porque no dominas el idioma en el que vas a hablar, ya habrás perdido por completo tu credibilidad. Tu público se centrará más en corroborar todos esos defectos que les has anunciado que en escucharte.
Evita las muletillas. Tampoco desvíes la mirada buscando el suelo o el techo de la sala, mantén siempre el contacto visual. Cuando tienes enfrente a varios interlocutores ve cambiando la mirada hacia cada uno de ellos. Si fuera uno único míralo sin intimidar.
Coloca tus pies a la anchura de tus hombros. Tenerlos juntos transmitirían tensión, es la posición de “firme” de un militar. Lo contrario, muy abiertos denotan soberbia. Retrasar unos 2-4 centímetros una de ellas y en la que quedó delante flexionar ligeramente la rodilla.
Dobla los brazos y con los dedos separados toca las yemas de los dedos de ambas manos. Este es un gesto de atención, de que vas a expresar una idea. Desde está posición mueve tus manos acompañando tu discurso. Nunca tengas ningún objeto en ellas, puede que comiences a hacer movimientos nerviosos con él. Si no quedara otro remedio que tener el mando para pasar las diapositivas sé consciente de ello y no juegues con él.
Nunca cruces las manos, ni delante del cuerpo ni por detrás. Por delante, si están estirados, es una postura servicial (¿no te recuerda al mayordomo esperando órdenes?) y cruzados es una postura defensiva. Sujetar las manos por detrás inspira menos confianza por no mostrar las palmas. Meter una en el bolsillo también muestra nerviosismo y falta de transparencia, no la enseño, ¿qué ocultaré?
Comienza con una buena presentación
Lo primero siempre será saludar con las fórmulas de cortesía que procedan, algo tan sencillo como buenos días/tardes es adecuado a menos que tengas que emplear un tratamiento más formal según tu audiencia.
Lo siguiente será decir tu nombre. Como lo has repetido muchas veces tendrás la tentación de hacerlo rápido, pero es justo lo contrario, vocalizar bien y hacer una pequeña pausa entre nombre(s) y apellido(s) de tal manera que quede bien claro. Valora, según el caso, la necesidad de decir tu nombre completo en el caso de ser compuesto y ambos apellidos.
Continúa con tu cargo si el motivo de tu charla es profesional. En estos casos di el título oficial del mismo, aunque sea muy específico de tu empresa, ya tendrás ocasión de explicarlo. Si los motivos por los que estás ahí son de otra índole adáptate a ello. Por ejemplo, si te presentas en una reunión de vecinos tu “cargo” es ser el inquilino del 3ºA, entre los padres de alumnos será ser el progenitor de …En otros casos no será necesario siquiera que expliques tu “título”. De esta manera tu audiencia sabe el motivo por el que eres la persona adecuada para hablar de ese tema.
Definir el motivo o el objetivo por el que les has reunido allí y por lo que deben escucharte. En algunos casos está muy claro, pero en otros mucho nunca está de más que lo repitas con otras palabras distintas a las que usaste en una convocatoria de reunión, en el ´título de tu conferencia, en el orden del día…
Y sobre todo regula el semblante, los gestos y las palabras según cómo quieras que se desenvuelva la charla, más formal o desenfadado.
El arte de hablar en público sin miedo
No existen soluciones mágicas, la más eficaz es practicar y aun así no te lo quitarás del todo.
Lo importante no es acabar con los nervios, sino conseguir que no se noten. Para ello grábate mientras están ensayando y mira los gestos, muletillas, expresiones que repites y trata de eliminarlas del discurso.
La respiración profunda hace que nos relajemos. Un par de inhalaciones antes de comenzar hace que nos serenemos porque el cerebro lo hace cuando recibe mayor cantidad de oxígeno.
Estar de pie también ayuda a que tengamos mayor sensación de poder y liderazgo sobre los que vemos enfrente. Levantarse de la silla se recomienda también cuando hablamos por teléfono y queremos adquirir un dominio de la situación mirando hacia abajo.
La estructura de tu discurso
No puedes aprender un discurso de memoria como si fuera un poema de los que recitabas en la escuela. Perderás el ritmo, no sonará igual y corres el riesgo de quedarte parado si no te sale la palabra que toca en ese momento.
Para evitar quedarte en blanco, toda exposición requiere de una estructura. Una idea debe estructurarse y así te resultará más sencillo de recordar o de ayudarte con un guion. Las etapas de esta estructura son las mismas que puedes ver en una novela: inicio, desarrollo y cierre.
Es la mejor manera de hacer más comprensible tu discurso y de que no se te olviden partes importantes del mismo, cada idea, como parte de la idea global, tiene un momento de la historia en la que debe aparecer.
Vamos a ver estas 3 etapas de la estructura:
- Inicio: Aquí hablarás en pasado o haciendo referencia a una fecha que ya ocurrió
- Desarrollo: Es esta fase habla en tiempo presente y sobre lo que está ocurriendo en el momento actual
- Cierre: Ahora conjuga los verbos en futuro, anticipando lo que ocurrirá. Puedes apelar a sentimientos positivos, destacando lo que ocurrirá si siguen tus consejos o, todo lo contrario, reflejando lo malo que tiene no hacerte caso, no comprar tu producto, no contratar tus servicios…
El cierre es la parte más importante porque es cuando “vendes” ya sea un producto, un servicio o tu idea, pero tienes que haber llevado a tu público por todo el proceso sin que pierdas su atención.
La importancia de modular la voz al hablar en público
Nunca confundir tono y volumen. Ambas son parte de la paralingüística, pero no son lo mismo. Lo primero tiene que ver con la emoción lo segundo con lo alto o bajo que hablo. Un ejemplo claro lo tenemos en un locutor que da las noticias. Nosotros podemos subir el volumen del televisor y el presentador hablará más alto o bajo sin que su tono se modifique.
Por el contrario, un tono alegre, autoritario, jovial…puede ocurrir con diferentes volúmenes en cada caso (imagina por ejemplo que te echan la bronca en una biblioteca, el volumen será bajo). Existen estudios que sostienen que cerca del 40% de la comunicación tiene que ver con el tono de nuestra voz.
¿Cuál es el volumen adecuado?
Todos tenemos un volumen estándar al que nos comunicamos en una conversación frente a frente. Cuando nos encontramos ante una audiencia, donde las distancias son mayores, debemos incrementar nuestro volumen habitual al inicio y fin de cada parte del mensaje. Se estima que entre el 10% y el 20%. Para lograrlo hay que practicar a respirar constantemente y no acabar las frases como si no nos quedar aire.
¿Y el tono o entonación?
Adáptalo al entorno y la emoción que quieras transmitir. Puedes dar un “buenos días” en tono serio, alegre, enfadado…siempre tiene que ser acorde con el resto del discurso.
El ritmo del discurso, haz pausas inteligentes
El ritmo es la velocidad o fluidez con la que hablamos. Las personas que piensan con rapidez hablan con esa misma rapidez, los que necesitan pensar o estructurar lo que van a decir, lo hacen de manera más lenta.
Si un discurso mantiene un ritmo constante acaba por perder la atención de los oyentes, se vuelve monótono y el público desconecta por aburrimiento.
Lo importante es cambiarlo de vez en cuando para que el receptor del mensaje capte que hay algo distinto que llame su atención. Para atraer la atención cambia a un volumen más bajo y una velocidad más lenta mientras que para despertar al público hago justo lo contrario.
¿No prestas más atención cuando te cuentan un secreto? Y eso se hace a volumen bajo y verbalizando despacio cada palabra.
La dicción
Que todo lo que se diga se entienda, hay que vocalizar bien para que el mensaje se emita de forma clara. Hay que ser capaz de gesticular correctamente en cada sonido. Para practicar pronuncia cada una de las vocales de manera exagerada.
Respira por la nariz no por la boca, para que la respiración no interrumpa los sonidos. Una vez que lo hayas practicado “exagerando” ya notarás que puedes hablar sin forzar porque ya vocalizarás mejor.
Las emociones al hablar en público
Usa las emociones para conectar con tu público. Dependiendo del mensaje qua quieras transmitir con tus palabras añádele la emoción que mejor encaje con él. Como ejercicio puedes practicar en el mismo discurso con diferentes estados de ánimo, ensaya a hacerlo de una manera alegre, triste, con enfado, con ansiedad y verás lo distinto que transmite.
Tácticas para atraer la atención de la audiencia
- Anécdota: tiene que ser real o parecerlo, que el público sienta que es algo real y que tú, u otra persona, la habéis vivido.
- Da cifras: los números son muy poderosos. Se tiende a creer más los datos que no son muy redondos, porque parecen fruto de un estudio y no de aproximación “inventada”. Haz énfasis en el número.
- Preguntas: siempre preguntas abiertas, para que el público interactúe y le obligues a pensar. Nunca que se respondan con un sí o un no.
- Metáforas o analogías: comparamos 2 cosas, algo real y conocido por el público con la idea que queremos transmitir que quizás sea menos específica.
- Frase célebre o refrán: muy útiles para comenzar o finalizar tu exposición.
La expresión corporal
Tenemos que aprender a comunicar con el cuerpo. Nuestro rostro es la parte del cuerpo que más comunica seguido por las manos, que son las que mayor libertad de movimiento tienen.
Uno de los gestos más importantes para transmitir confianza es enseñar las palmas de las manos. El mismo discurso, utilizando de manera natural las manos tendrá mucha más capacidad comunicativa que si las mantenemos agarradas por detrás de la espalda.
De cada frase o idea que quieras expresar elige la palabra que quieras destacar. Es cuando pronuncias esa palabra cuando debes hacer el gesto. Si quisieras destacar más palabras, evita el exceso de gesticulación, aprovecha unas veces el volumen de tu voz y otras el movimiento de tus manos.
Muy importante es la coherencia entre tus gestos y cómo dices el mensaje. Personas que hablan despacio o comunican con más lentitud no pueden incorporar gestos “instantáneos” porque no quedaría natural. Cada uno tenemos una personalidad y esta queda en nuestros movimientos.
¿Cómo eliminar las muletillas al hablar en público?
Son palabras que repetimos y no aportan nada al mensaje. Por lo general no somos conscientes de todas las que pronunciamos. Por eso es importante grabarse mientras ensayamos y luego vernos.
Las utilizamos para enlazar 2 ideas, es un sonido que emitimos mientras nuestro cerebro busca las palabras adecuadas para expresar la frase que viene a continuación. No aportan nada y por eso hay que eliminarlas.
Para corregirlas tienes que sustituirlas por silencios. No podrás quitarte las muletillas hasta que las tengas identificadas, grábate y una vez las veas repite el discurso cambiándolas por silencios en los que piensas en la siguiente idea a expresar.
Para practicar puedes contarte frente a la cámara lo que hiciste las pasadas vacaciones. Como irás recordando, tu cerebro tiene que buscar en la memoria y todas esas ideas las irás enlazando unas con otras. Dirás muchas muletillas como conectores. Repite el discurso, pero forzando a hacer breves silencios entre ideas.
Como con todo, tendrás que practicar mucho para que lo consigas. Repite con discursos diferentes hasta que las tengas erradicadas. Llegará un momento en que esos instantes de silencio serán muy cortos
El poder de la imagen en un discurso
Antes de que digas la primera palabra tu público ya ha observado tu aspecto, tu manera de vestir o tu postura. Por lo general los colores oscuros comunican autoridad y poder, los claros comunican confianza, aunque todo cambia según culturas.
Cuida tu imagen y que esta sea acorde con tu mensaje.
Ahora que ya conoces varios trucos para hablar en público, solo te queda practicar todo lo que te hemos expuesto para que seas un orador de primera. Recuerda que cuanto más practiques más sencillo será que incorpores todo ello de manera natural en tu discurso.
Redactor experto en temas de inteligencia emocional y comunicación no verbal. Sus más de 2 décadas de experiencia como reclutador o candidato ayudan para interpretar la influencia de lo anterior en un entorno laboral.